H 11/04/2011 - Te pueden gustar o no, pero nunca saldrás indiferente de un concierto de Standstill. Porque Enrique Montefusco y los suyos son muy detallistas, cuidan tanto sus canciones como sus directos, cosa que les lleva, quizás, a ser algo demasiado calculadores. Aunque este adjetivo normalmente es peyorativo, en este caso es de agradecer, pues realza su música y sus conciertos se convierten en todo una experiencia multisensorial. Así fue el pasado lunes 11 de abril.
10 contra 15, o lo que es lo mismo 10 músicos frente 15 fans. Fans, o así los nombran la gente de Concerts Privats. Pero no, no sufran, no eran 15 fans a lo estilo de las de Justin Bieber. El 11 de abril no había gritos ni carreras para llegar a primera fila. Había respeto por los músicos, silencio, admiración y luces de mesita de noche de los propios fans, que crearon un ambiente muy íntimo. Ideal para el escenario donde se celebró el concierto.
Concerts Privats y Standstill aprovecharon la exposición Genius Loci (Fundació Miró, hasta el 5 de Junio del 2011) para organizar este concierto en el espacio donde la banda ha creado esa habitación (Standstill Zoo) de cristal donde predomina el blanco. Y fue en esta habitación donde Stanstill, rodeados por la tenue luz del interior de la sala y la oscuridad de la noche, intentaron reproducir un programa parecido al concierto que ofrecieron recientemente en el Palau de la música. Parecido en cuanto a formación y repertorio, algo más corto esta vez -o eso nos pareció- pues en ese pequeño espacio el tiempo se paró, no había más vida en el exterior. Y sí, lo consiguieron, concierto íntimo pero con mas intensidad que cualquier otro concierto.
Hasta que llegó Adelante Bonaparte I, y se terminó la velada, y con ella se rompió el silencio y regresó la vida en el exterior. No se fue la magia contenida durante todo el concierto. Sigue ahí, en algún rincón de esa habitación de cristal y sigue en nuestras cabezas en forma de recuerdo.
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