BXE 15/12/2011 - Justo llegaba a casa de mi jornada laboral matutina cuando me informaron que, una semana antes de su lanzamiento oficial, se había filtrado por Internet el nuevo álbum de Drake. Era uno de aquellos días que no tenía nada en especial que hacer, ni gestiones bancarias, ni compra semanal ni limpieza de cristales, así que me senté frente a mi laptop y comencé la búsqueda del link. No fue excesivamente difícil encontrarlo, el disco ya se había expandido por la red como si se tratara de una cepa de Anthrax en una unidad de pacientes immunodeprimidos.
La expectación de este disco era elevada por varias razones. Primero: por la “desilusión” que nos llevamos tras escuchar “Thank me later”, su primer y anterior LP. El runrún que generó la publicación de sus tres mixtapes antes del lanzamiento oficial del álbum causaron mucho furor, veíamos a un tipo con hambre de éxito, con fluidez a la hora de rimar y con gancho cuando toca ponerse melódico (“Best I ever had” tiene un estribillo que es difícil quitártelo de la cabeza), con unas producciones frescas, pegadizas y eléctricas. Pero su debut largo no tuvo la misma suerte; sin ser un mal disco (hay varios temas que pegan fuerte), nos encontramos con un disco irregular, con un exceso de créditos en la producción y muchos altibajos. Segundo: por la popularidad del protagonista. Sus mixtapes le consiguieron un contrato rápido y millonario en Young Money (empresa bajo el control de Lil Wayne), el tipo tiene buena crítica, buena planta, buena voz y tiene a mucha parte del público femenino en celo. Y a pesar del patinazo del debut, ha vendido prácticamente dos millones de copias. Y tercero: por la filtración a cuentagotas varias semanas antes de algunos temas que iban a confeccionar este nuevo álbum. Un sonido diferente, más melancólico, crudo y maduro, encaminado hacia sonidos cercanos al post-dubstep y a un R&B hipotímico y autodestructivo.
En “Take care” no todo es fama, dinero y mujeres. Una vez Drake ha saboreado la miel del éxito, hace también hincapié en los contras de este modus vivendi. Desengaños amorosos, noches a solas y respuesta a críticas centradas en haber forzado un estilo dirigido al “mojabraguismo”. Es un Drake íntimo y sensible, es un Drake que nos abre la puerta a sus sentimientos y pensamientos, es un Drake que nos enseña su lado más humano. Pero este recorrido no lo hace sólo; acompañamientos en el micro de Kendrick Lamar, Rick Ross, Lil Wayne, Nicki Minaj y, ojito, Stevie Wonder; y en la producción Jamie XX (del grupo The XX, produciendo el tema que da nombre al álbum y con la colaboración de Rihanna, un particular tema de club que suena fresco y arriesgado), Just Blaze (en Lord Knows caza referencias soulful con una importante inyección de músculo en las baterías), T-Minus, The Weeknd (una de las grandes sensaciones de este 2011), Boi-1da y sobretodo, Noah “40” Shebib, que lleva el peso de más del 50% del disco. Estos tres últimos son con los que Drake cuaja más sintonía en sus canciones, fueron sus productores en sus primeras mixtapes y todos son de Toronto, ¿les va sonando?
A pesar de su largo minutaje y de una ligera pérdida de punch en la segunda mitad del álbum, “Take care” es un disco que te deja sin aliento, en estado catatónico, con piel de gallina y con las tripas revueltas. Es la crudeza de ser famoso; llenar estadios, tener dinero en cada rincón de tu apartamento, beber champán caro en clubes de moda y ser el hombre más deseado por las féminas no implica ser feliz. Y si no, escuchad Headlines, Marvin’s room, Make me proud o Crew love y me decís como se os queda el cuerpo.
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