CPB 29/9/2008 - Glasvegas tienen casi todos los ingredientes para que me tengan que gustar. Un sonido oscuro que recuerda rápidamente a los primeros Interpol, ese toque épico y esas guitarras nerviosas que tan bien saben hacer Editors, y la cantidad justa de shoegaze para no llegar a saturar nuestros oídos.
Son un grupo instrumentalmente perfecto, nada sobra y nada falta, la batería marca el ritmo con precisión suiza, mientras el bajo le acompaña y crean el escenario idóneo para que las guitarras den rienda suelta a su imaginación y nos transporten a paisajes sonoros a veces inquietantes, a veces agradables.
Hasta aquí, ningún problema. Pero estos escoceses cometieron un grave error y fue el de contratar un cantante. Bueno, para ser justos (y para que no se me enfade el colectivo), a ese cantante. No puede ser que montes una banda de post-punk oscuro y pongas al micrófono a un individuo con la misma voz que el cantante de The Kooks, y que encima cuando se pone épico se dedique a lanzar grititos como lo haría el cantante de (agárrense) My Chemical Romance.
Con este panorama, me perdonaran que no sea capaz de recomendarles ninguna canción, ya que solo he escuchado las intros de cada una de ellas, porque en cuanto el susodicho articula la más mínima palabra, mi cuerpo reacciona alérgicamente y me obliga a pasar de canción.
En definitiva, una lástima. Glasvegas, os aconsejo el uso del esparadrapo o grabar un álbum instrumental.
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