CPB 2/8/2011 - Creo que no es necesario empezar la crítica con el típico sermón de la maldición de “los segundos discos”. De todos es sabido, que “Els millors professors europeus” (2008) supuso un fenómeno social que transcendió más allá de lo meramente musical. Era un disco tan grande y maravilloso que fue capaz de unir a todos los públicos bajo un mismo techo. Todos nos sabemos las letras al dedillo, todos hemos ido a sus conciertos, hemos visto como les gusta a nuestros padres, a la vecina de enfrente, a los de Rockdelux y a Pep Guardiola (poseedor de un nefasto gusto musical, ya saben: Coldplay, Noa y demás groserías). En fin, que Manel resultó ser algo más que música.
Y claro, algún día tenían que sacar el segundo. Si no fuera por todo lo antes comentado y las “malditas” expectativas creadas, si conseguimos sustraer este “10 milles per veure una bona armadura” de todo su contexto, estamos ante un álbum notable, muy disfrutable y de una gran calidad; pero claro, si caemos en la comparación, está unos cuantos peldaños por debajo de su antecesor.
Manel se mantienen fieles a su estilo, a su papel de narradores costumbristas de los hechos cotidianos con lo que convivimos cada uno de nosotros. Las letras siguen a un nivel muy alto, mientras la música ha perdido el aire a folk desnudo para dotarlo de una ornamentación elaborada a base de una mayor presencia de los instrumentos de cuerda y viento. Pero falta algo, ese amor a primera vista que nos deleitó de sus primeras canciones y que nos hizo caer rendidos a sus pies.
Benvolgut, Boomerang (con un cierto aire a Antònia Font) y Aniversari (con una letra un tanto naïf pero una interpretación sublime muy deudora del estilo Sufjan Stevens) destacan por encima en un conjunto de canciones que distan de ser redondas en su conjunto. Unas tienen buenos mimbres pero quizá suenan un tanto autocomplacientes (Criticarem les noves modes de pentinats), otras son un “sí, pero no” de repetir la fórmula de su primer disco (El Miquel i l’Olga tornen, El gran salt) y algunas (bueno, en realidad una) provocan ciertos bostezos (La bola de cristall).
En cualquier caso, no se puede considerar ni mucho menos un traspié. Más bien al contrario, supone un digno ejercicio de evolución y de no apalancamiento en su privilegiada poltrona que ahora mismo ocupan; y también sirve para que nos demos cuenta que depositar unas expectativas tan altas no es algo bueno ni para ellos ni para nosotros.
Manel - Els millors professors europeus ESP 31/10/2009
Conciertos | Discos | Noticias | Entrevistas | Agenda | BiginnerTV
#1 XNM 15/8/2011 19:18:02
Pues a mí me gusta la canción de los bostezos, diría que con Benvolgut es mi favorita. Eso seguro que es por mis años de Alejandro Sanz y Laura Pausini.