CPB 2/8/2011 - Últimamente la bandeja de entrada de mi correo electrónico se ve invadida por mails de fans (y no tan fans) que exigen que haga, de una vez por todas, una reseña sobre el colectivo animal o alguno de sus miembros (sí hombre, los que tienen nombres infantiles y estúpidos). Me da una pereza terrible, pero como para esto es para lo que me pagan (y muy bien) en esta santa casa, me toca apechugar.
Siendo fiel a la actualidad escojo “Tomboy” el último disco de Noah Lennox, o sea Panda Bear. A riesgo de morir por acuchillamiento por parte de los fans, reconozco que “Person Pitch” (2007), la supuesta obra magna del susodicho, se me atraganta de mala manera. Y como la cuestión es llevar la contraria, diré que “Tomboy” me gusta más, pero sin exagerar vamos, que me gusta más (o me desagrada menos) porque es menos excesivo, pretencioso y plasta que su antecesor.
El tema es que Lennox nos toma el pelo como quiere. Lleva años reivindicando que su disco favorito es el “Pet Sounds” y ningún otro. Así que se disfraza de Brian Wilson y lo lleva más allá con grandes dosis de psicodelia, samples, reverbs y tropicalismo de manual. Y así, canción tras canción.
Y canciones buenas las hay (al menos ahora ha sido capaz de saber cuando debe acabar una canción y no alargarlas inútilmente en busca del loop definitivo) como Tomboy, Slow Motion, o mi preferida, Afterburner. Pero si quiero disfrutar mínimamente me lo tengo que aplicar en pequeñas dosis. Así la digestión se hace más agradable sin riesgo de que nos dé un corte.
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