CPB 4/10/2011 - Tiene mérito hacer un montón de canciones con el mismo riff de guitarra monocorde y que no se te vea el plumero. Pero qué quieren que les diga, a mi no me la cuelan. The Drums (2010), el álbum debut, me entretuvo durante un tiempo, pero pronto fue a parar a mi particular trastero donde amontono discos que rara vez vaya a volver a escuchar.
Era un disco de hits, de hits efímeros. El impacto de la novedad. Nos hacían gracia las pintas y los absurdos bailes de Jonathan Pierce, los estribillos silbados, las rimas facilonas y ese amateurismo de postín que destilaba cada nota que tocaban. Portamento (2011) es el típico: “eh tíos, renegamos de nuestro megahit, porque somos muy maduros y unos jóvenes con un mundo interior fascinante, y pasamos ya de surfear”. O sea, más de lo mismo, pero sin gracia.
Por el camino han perdido un guitarrista, pero todo sigue sonando igual. Quizá hayan jugueteado más con la electrónica (en la desafortunada Searching for heaven, donde Pierce intenta ser Thom Yorke y se queda en un lamentable Brandon Flowers), pero la evolución musical brilla por su ausencia. Sólo If He Likes It Let Him Do It y la muy, pero muy smithniana What You Were, destacan sobre un conjunto anodino y plano.
En definitiva, que cuando se dignen a hacer una canción donde sean capaces de tocar dos cuerdas de la guitarra a la vez, quizá les dé una nueva oportunidad. De momento, tengo mejores cosas que hacer, la verdad.
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