Nacho Umbert

El retrato de lo cotidiano

CPB 23/2/2011 - Nacho Umbert ha sido el gran tapado del pasado 2010. Las portadas en los medios y la sobreexposición en festivales y conciertos han sido totalmente ajenas a él, pero en cambio, “Ay…” su disco debut, ha conseguido el beneplácito tanto de crítica como de público. Lo que le ha ocurrido a este barcelonés ha sido algo poco común en este mundillo.

Líder del efímero grupo de slowcore Paperhouse (sólo grabaron un disco con título premonitorio: “Adiós” en 1995), Nacho afirma haber vivido todo este tiempo totalmente ajeno al negocio musical, incluso hacía ya unos cuantos años que no cogía una guitarra pero: “Echaba de menos tocar en casa. Componer, o simplemente tocar cosas mías, supone para mí un momento de intimidad muy bestia. Y lo echaba de menos. No sé muy bien porque dejé de hacerlo.” Aunque reconoce que los años le han hecho cambiar y que queda muy poco del Nacho Umbert de su antigua formación: “Queda poquito. Quizás una cierta dicción al cantar, y una síntesis grande en la estructura de cada canción. Siempre he pensado que si con dos acordes soluciono una canción, mejor no poner más. Y así seguimos. En cuanto al escritor, por suerte no queda nada. Entonces me conformaba con crear paisajes más o menos estéticos. Hoy en día ese concepto me parece hueco, necesito fondo, aunque no trascienda.”

Así pues, Umbert se encontró con un buen puñado de canciones que merecían ver la luz. Se puso en contacto con su discográfica Acuarela, y como él mismo nos confiesa, decidió que Raúl Fernández (Refree) era el indicado para producir semejante empresa: “Yo necesitaba producción, músicos y que alguien me dijera que mis canciones podían funcionar, estaba muy perdido. Le envié una maqueta y conectamos. Y hasta hoy.”

Lo primero que salta a la vista al escuchar “Ay…” es la increíble facilidad que muestra Nacho por describir situaciones cotidianas con personajes tan variopintos como ancianos, travestis o los jugadores de una partida de bingo que según él saca “de la calle, de la cuidad, de historias que me cuentan los amigos, de las películas, de las novelas que leo. Robo como un loco.” Quizá, para el oyente sea más atractivo el argumento de la canción que las melodías o los estribillos, pero Umbert se muestra en desacuerdo: “La historia es importante, pero la melodía también, aunque no lo parezca. Soy un poco alérgico a la ornamentación, y en las melodías me pasa lo mismo, así que todo me salió un poco monocorde. Pero esa era la intención, cantar sin cantar. A mucha gente le debo aburrir hasta morir.”

2010 resulta pues el año del (re)inicio de la carrera musical de Nacho Umbert y eso le ha generado muchos cambios, sobre todo a nivel social y laboral: “Ahora compagino mi vida laboral con los conciertos y las entrevistas en la radio. Tengo un Facebook donde gente que no conozco de nada me da las gracias. Y firmo autógrafos, delirante. Pero me estoy divirtiendo mucho, es todo muy gracioso. Y bonito.” Y es que la vuelta a los escenarios no ha sido tan fácil como podría parecer: “Al principio la vuelta fue dramática, tengo el sentido del ridículo bastante desarrollado, y ya no soy un chaval. Yo quería publicar un disco y de pronto me encontré con la obligación de presentarlo. Mis referentes son tan buenos, que no podía evitar compararme con ellos. Estaba horrorizado con la idea de no dar la talla. Pero no, cuando canto la gente calla y escucha, sonríe y disfruta, y casi nadie se mueve del sitio. Así que yo también empecé a disfrutar del escenario. Ahora ya estoy curado.”

También ha tenido tiempo de escuchar música en estos meses frenéticos, es por ello que le pedimos que nos recomiende los discos que más le han agradado de los últimos meses: “A bote pronto, Sufjan Stevens, The Felice Brothers, The Roots, Refree, James Blake…”. Quizá una selección más ecléctica de lo que esperábamos.

Ahora mismo Nacho Umbert es un hombre ocupado. Compagina los últimos coletazos de la gira de “Ay…” con la preparación de lo que será su segundo disco (de nuevo, mano a mano con Raúl Fernández) pero, incluso para él, el resultado es una incógnita: “Si todo va bien saldrá después del verano. Pero como detrás está Raúl, poco te puedo contar sobre el sonido que tendrá, no lo sé ni yo. Sigo con los cuentos, eso sí.”. Bienvenidos sean los cuentos!