Halcyon Digest

Deerhunter

2010

9

CPB 8/11/2010 - Debo haber perdido la cuenta de las innumerables veces a las que me he rendido a los encantos de la música del larguirucho Bardford Cox. Sin ningún tipo de duda hay que elevarlo inmediatamente a la categoría de genio de nuestro tiempo, premio merecido por facturar con una facilidad desbordante unos trabajos majestuosos.

Este Halcyon Digest es enorme, superlativo; es algo que intuyo que valoraremos más con el paso de los años (y de las décadas). Cox evoluciona, quizá sea verdad lo que dicen de que se ha vuelto más accesible con respecto a Microcastle (2008), pero que más da? parece que hemos cogido el mal vicio de relacionar accesibilidad con ausencia de calidad.

Deerhunter no sólo muta de disco en disco, también lo hace de canción en canción. Capaz es de llevarnos de los paisajes oníricos de Earthquake, con su inquietante base, al pop cacharrero de Don’t Cry; o de la intimidad angustiosa de Sailing al ritmo galopante de Memory Boy. De Cox se puede esperar cualquier cosa gracias a esa innata tendencia al riesgo, a reinventarse continuamente, a no caer en una rutina compositiva, a experimentar con todo lo que tiene a su alcance (capaz de meter saxos en Coronado o abusar del delay hasta llegar a deformar el sonido de una caja de batería).

A día de hoy dos piezas sobresalen (aún más) del excepcional conjunto: Desire Lines, quizá la más acústica y shoegaze de todas, y que contiene un estribillo demoledor y una progresión final que la convierte en himno instantáneo; y, mi favorita, Helicopter, dónde Cox se lanza a los brazos del dream pop con una pieza que quizá, incluya los mejores arreglos que he podido oír en mucho tiempo, y que emana belleza por cada uno de sus poros.

Sin miedo a los palos que me puedan caer, lo afirmo: este disco es un clásico desde ya; y de paso sirve para que alguien le haga sombra a Beach House en este 2010.